Un viaje musical a través de la educación

jueves, 5 de diciembre de 2013

AITA! AMA! ENTZUNALDIAN JO BEHAR DUT!! ZEIN URDURI NAGOEN!

 ¡Papá! ¡Mamá! ¡Tengo que tocar en la audición! ¡Qué nervios!



Esta semana hemos tenido las audiciones del primer trimestre. ¡Qué nervios! No os podéis imaginar las sensaciones encontradas que se experimentan.

Por una parte, la satisfacción de ser protagonista absoluto.

Todo el mundo te mira, te observa y te escucha. Eres el actor principal de una obra compuesta para ese momento: esos dos minutos son solo tuyos. Tal vez Haendel, Bach y Mozart, o  Bastien, Diabelli, Schubert...entre otros no sabían que esas obras iban a llegar a tus manos.
Ese rock and roll que suena en el mp3 de repente toma vida, o ese acompañamiento que llevas practicando los dos últimos meses, de repente, por arte de magia y delante de todo ese público animoso, sale demostrando arte y soltura.



Por otra parte, eres creador de un espacio musical irrepetible. Ese momento es único. Otros instantes musicales sucederán o simplemente formarán parte de nuestra carrera musical o carrera en la vida. Cuando un niño o niña de 6-7 años se pone delante de sus compañeros y dice: yo voy a tocar esto, está realizando una toma de decisiones sin saberlo. Decide jugar con su instrumento en público mostrando lo que sabe hacer o lo que está aprendiendo a hacer. Ese sentimiento no lo produce ninguna otra actividad.


Por último el aplauso y la crítica. Asumir los errores, criticarse para mejorar y recibir el premio del aplauso van en el mismo pack. Recibiremos con gusto el aplauso de la familia que nos acompaña allá donde toquemos y también el del  desconocido que aprecia el arte que estamos interpretando.


Esta semana les hemos preguntado a nuestros alumnos más mayores si se acuerdan de la primera vez que se pusieron delante del público. La gran mayoría de alumnos, no se acuerda. Algunos de nosotros ( los profesores) recordamos nuestras primeras experiencias individuales, nuestras primeras jornadas en cámara, los ensayos de la orquesta...

¡Qué emoción ver a nuestros alumn@s de 6 y 7 años  qué presentan las canciones que van a tocar y saludan como los grandes intérpretes! Igual nosotros somos los que nos ponemos un "pelín" nerviosos.




Los alumnos más pequeños disfrutan del momento, sin vergüenza, con pasión y sin miedo; aunque en algunas ocasiones el no quiero rabioso entra en acción y es complicado reconducirlo. Es un sentimiento imprevisto, pero con un poco de cariño y con buenas palabras al final el niñ@ se convence de que no pasa nada por salir al escenario, vence la timidez y la soledad y decide jugar con el instrumento en público.


Lo dejaremos así.

Tenemos la suerte de realizar una actividad en la que nos aplauden incondicionalmente: al salir al escenario y cantar, tocar o bailar y al terminar de realizar la interpretación.
¡Qué suerte tenemos!



DEDICAMOS ESTE POST AL MARAVILLOSO FERNANDO ARGENTA.
 Descanse en paz.  Y cómo decía él: 
 LA MÚSICA EMPIEZA CUANDO SE ACABAN LAS PALABRAS.

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