Un viaje musical a través de la educación

lunes, 7 de noviembre de 2016

AUDICIONES


 


   Recuerdo cuando comencé a estudiar música que nadie me dijo que eso implicaba una temida obligación: dar conciertos. También recuerdo cómo, más chula que un ocho, le dije a mi profesora que eso de los conciertos no iba conmigo y que yo no iba a dar ninguno.

   Como imagináis no me hizo ningún caso y desde ese momento me hice habitual en todas las audiciones posibles: si necesitaban una flauta para tocar en los conciertos de música moderna, ahí estaba yo, si algún alumno de piano preparaba una obra para acompañar, me la asignaban directamente…

   En su momento lo pasé fatal y odié a mi profesora por hacerme sufrir de esa manera, pero después de todos estos años, agradezco que fuera así de “cruel” conmigo.

   Por eso, en el artículo de hoy te quiero contar cómo pasé de ver los conciertos o audiciones como una situación negativa, a disfrutar de ellos plenamente y por qué deberías aprovechar cualquier situación para tocar ante un público.

   No es un proceso fácil, a mí me llevó años conseguirlo, pero se acaba logrando con esfuerzo y determinación. Eso no quiere decir que ya no me ponga nerviosa, ojo. Sin embargo, la tensión no me puede y me permite ver que, hasta en esas situaciones, puedo hacer cosas muy dignas sobre un escenario.

¿Por qué me pongo yo nervioso?

   Yo no recuerdo en qué momento exacto empecé a ver las actuaciones en público como algo negativo, puesto que pasé de cantar “Un rayo de Sol” a lo Marlène Mourreau delante de todo un colegio (sí, con pronunciación a la francesa y todo) a llenarme la boca de calenturas cuando tenía que tocar una sencilla obra delante de 5 compañeros de flauta. Imaginaos la situación, además de los nervios y temblores, era imposible sacar un sonido decente con los labios de aquella manera…
Pero oye, sobreviví.

   Al igual que sobreviví la vez que me comí el fa# o cuando toqué el movimiento que no era (y que por cierto, empezaba con un fuerte Sol agudo: (...En su momento me sentí fatal, ahora hasta me río. Porque seamos sinceros, errores gordos hemos cometido todos y esa misma noche nos hemos ido a la cama como el resto de días.
   Una de las mejores formas de prepararse para una próxima audición es la visualización del momento de la actuación en sí pero yo te ofrezco una alternativa que a mi me ha servido mucho y que puedes aplicar también.

Consejo nº 1: Piensa que vas a hacer después del concierto.

Consejo 2: Aprende a separar el yo-músico (el que sube al escenario)del yo-persona (que tiene muchas cualidades y que dedica unas horas al día a su trabajo en el mundo de la música) para poder disfrutar plenamente de tus dos facetas y saber desconectar cada una de ellas cuando sea necesario.

Consejo 3: Permítete fallar, aprende de cada uno de los errores que cometas y sobre todo, no dejes de tocar con pasión por dar más notas en su sitio. La cuestión es la calidad y no la cantidad.

      Como ves, todos nos ponemos nerviosos, fallamos y nos exigimos mucho. Es algo natural, siempre y cuando nos permita desarrollar nuestra actividad musical con cierta normalidad. Y la mejor manera de acostumbrarse a estas situaciones es viviéndolas el mayor número de veces posibles.


Artículo de Ana Muerza, Flautista. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario